Por
lo explicado en la nota anterior queda claro que la sabiduría divina está siempre
a nuestro servicio a través de nuestro Doble… sólo nos falta saber propiciar
nuestro intercambio con él y aceptar sus sugerencias….!
Como
todo en el universo, nosotros también nos desdoblamos… ese es el fenómeno conocido
como decorporación que se produce cuando nos vamos a dormir o nos dan anestesia
y consiste simplemente en separar nuestro cuerpo energético del cuerpo físico. Claro
que esto no es algo que nos propongamos hacer cada noche, sólo sucede…
Y
aunque la mayoría de nosotros no tiene siquiera noción de lo que pasa, hoy son
públicamente conocidas innumerables experiencias de personas que se han visto
durmiendo o en el quirófano desde afuera del cuerpo… o se han sentido
sobrevolando un lugar…
En esta época, la decorporación se hace cada vez más fácil
porque la energía antigravitatoria es cada vez mayor por eso se nos hace
imprescindible aprender sus mecanismos si queremos aprovecharla al máximo y no
correr riesgos.
Como dijimos, el intercambio con nuestro Doble se produce
durante las denominadas aperturas temporales siendo la más importante la que ocurre
mientras dormimos.
Durante la noche, el sueño comporta varias fases hasta llevarnos
a la llamada paradoxal que dura entre
90 y 110 minutos y se caracteriza por la atonía postural y la intensa
actividad intelectual registrada
únicamente por el movimiento de los ojos (REM).
En ese lapso el cuerpo físico queda aparentemente inerte porque el cuerpo energético se sale de él aunque permanece unido a través del cordón de plata… pero dónde va? qué es lo que pasa?
En el siguiente gráfico pueden verse claramente las dos opciones
por las que transitamos diariamente:
Cuando nosotros elegimos contactarnos
con nuestro Doble y lo hacemos de manera correcta, nuestro cuerpo energético es
atraído hacia la luz donde se encuentra la información de nuestro pasado luminoso y nuestro Doble
toma su lugar en nuestro organismo para asegurarle la supervivencia, conocer
nuestros problemas y grabar las soluciones saludables que necesitamos y de las
que dispondremos como intuiciones, sugerencias y premoniciones. Todo esto es posible gracias al
agua de nuestro cuerpo que es la que almacena la información.
Pero
cuando nos vamos a dormir desconectados de quienes somos… preocupados, ansiosos,
dolidos o enojados por algo… barajando mil y una alternativas de acción
mentalmente que bajan nuestra vibración, nuestro cuerpo energético es atraído
hacia la oscuridad, un tiempo acelerado que fabrica futuros tenebrosos y una
entidad negativa astral es la que viene a absorber nuestra energía para sí y a
impartirnos toda la información y las instrucciones que aseguren nuestro permanente
sometimiento a sus necesidades…
Y aunque cueste creerlo esta atracción es la más frecuente porque
tiene que ver con el mundo que privilegia los deseos y las preguntas que provienen
del ego y busca sólo satisfacerlo y enaltecerlo, pero resulta que estos malos
intercambios son la causa de todos los desórdenes corporales y planetarios y
pueden llevarnos a la destrucción. Esto es lo que Garnier denomina “parasitage”
que analizaré en un capítulo aparte…
Pero
retomando la opción más positiva para nosotros, es importante recalcar que el
pedido de intervención a nuestro Doble nos asegura
- el equilibrio físico y la salud al modificar la información que albergan nuestras células,
- las mejores soluciones a nuestros problemas,
- el borrado de nuestros errores y de los futuros peligrosos que hayamos creado
- y el descubrimiento de las preguntas que nos incumben y del propósito de nuestra encarnación.
Un solo intercambio de
información con nuestro doble puede arreglar nuestro presente durante tres días
en función de un futuro potencial estable de cuarenta días, pero siempre que
aceptemos su solución con confianza absoluta y la certeza de que ese es nuestro
mejor futuro posible porque su voluntad
sólo se puede expresar si nosotros renunciamos a la nuestra.
Para iniciar el contacto con el Doble lo primero y más
importante es repasar mentalmente al
acostarnos todos nuestros problemas (físicos, emocionales,
relacionales, económicos, laborales, etc.) y los errores cotidianos de los que
tenemos consciencia de la manera más neutra posible, es decir, sin que
nuestros juicios tiñan nuestros pensamientos, para que él tenga material suficiente
para actuar durante el intercambio. Porque el verdadero secreto del mecanismo se
halla en la vibración que tenemos en el momento de entrar en el sueño ya que quedarnos dormidos con un pensamiento capaz de atraer
o de crear un futuro temido o deseado estropeará el resultado final.
Es preciso estar muy atentos en ese momento para poder
“entregarle” verdaderamente al Doble nuestra problemática y lograr evitar que la
voluntad, la duda, la ansiedad o el miedo nos catapulten allí donde no podemos
recibir sus consejos vitales.
Por eso hay que tener en cuenta que la voluntad está asociada
con: las decisiones, las distracciones, las conclusiones, los objetivos, los
juicios, las ganas, las exigencias, las aspiraciones, los deseos, la codicia,
las ambiciones, las necesidades, los proyectos, las intenciones, las
creaciones, los cálculos, los resultados, las soluciones imaginadas, etc. y, como
sabemos, la mayor parte de las veces nuestras divagaciones mentales no nos
llevan a las ideas más adecuadas para nosotros.
La duda presupone que nosotros somos los únicos capaces de
encontrar la mejor solución a nuestros problemas. El miedo expresa nuestra
dificultad en aceptar el desenlace ofrecido por nuestro doble. Y el stress nos
lleva a tener pensamientos angustiosos que fabrican un futuro potencial negativo
capaz de "parasitarnos" todavía más.
El intercambio con el Doble sólo se alcanza si podemos quedarnos
dormidos sin desviar nuestros pensamientos de la intención de dejar nuestra
vida en sus manos. Es preferible que no recordemos siquiera si pudimos terminar
de enumerar lo que queríamos entregarle porque nos dormimos, que haber cumplido
con eso y después permitir que la mente “nos tiente” con cualquier otro tipo de
pensamientos.
Es cierto que en las situaciones en las que estamos “pasados de
vueltas” se hace difícil lograrlo por lo que Garnier sugiere que, si al
terminar el repaso del día y las oraciones de entrega no pudiéramos conciliar
el sueño, repitamos sostenidamente la frase “Hágase tu voluntad y no la mía” a
manera de mantra para mantener la mente ocupada y no dejarla “engancharnos” con
nada. Confieso haber recurrido a este recurso varias veces y mágicamente
conseguí dormirme sin llegar a superar las diez repeticiones.
Pero este control de nuestra mente también debemos aprender a ejercerlo
durante la vigilia al empezar a sucederse en nuestra vida los cambios
solicitados porque a menudo, nosotros mismos somos los que nos
resistimos a ellos o las personas que nos rodean no nos dejan pensar como
nuestro doble y nos desviamos de nuestro camino por ignorancia. Como ya expliqué anteriormente si nos quejamos o
lamentamos por algo creamos inmediatamente en el futuro más oportunidades para
quejarnos o lamentarnos y nos volvemos presas
fáciles del stress y de la depresión.
Lamentablemente siempre hemos vivido desconectados
de esa otra parte de nosotros
mismos porque no sabíamos que vivíamos de “a dos” y contábamos con un verdadero
aliado para dejarnos guiar…!
Y la verdad es que sólo nuestro doble, que es el encargado de asegurarnos la vida cada vez que desencarnamos, es capaz de recordarnos
las ideas que trajimos cuando nacimos y si no retomamos esta conciencia
inicial, nos va a resultar imposible entender el propósito de nuestra
encarnación.
La utilización consciente de las aperturas
temporales cambia nuestras noches y también nuestra vida. Encomendándonos al Doble cada noche, sus grabaciones en nuestro inconsciente modifican instantáneamente
nuestro presente: recuperamos nuestro
bienestar físico y psíquico, encaramos “naturalmente” los días centrados y en
paz, no tememos al futuro y nos mantiene abiertos a escuchar a través de
nuestra intuición sólo informaciones capaces de crear o atraer nuestras
mejores posibilidades futuras.
Aunque el
día nos confronte con algo
inesperado siempre podemos confiar en resolverlo por la noche mientras
dormimos. La
certeza de saber que el día siguiente será mejor que el anterior nos alegra el
corazón, suprime el estrés y hace desaparecer las enfermedades que suele desencadenar.
De
ahí que cada vez que le agradecemos sus intervenciones y resultados, él
entiende que reconocemos y aceptamos su papel y nos alienta a seguir por el buen
camino por eso tenemos que estar alertas a las señales que nos da la vida para
indicárnoslo.
Este sencillo, pero poderoso
procedimiento a nuestra disposición nos revelará el verdadero destino por el
cual encarnamos… nuestro lugar en el puzzle divino para que el planeta descubra
en el Apocalipsis la sorpresa maravillosa que le está reservada.
María Inés Manrique
Octubre de 2014
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