Parte IV El sueño paradoxal y el contacto con el Doble

Por lo explicado en la nota anterior queda claro que la sabiduría divina está siempre a nuestro servicio a través de nuestro Doble… sólo nos falta saber propiciar nuestro intercambio con él y aceptar sus sugerencias….!

Como todo en el universo, nosotros también nos desdoblamos… ese es el fenómeno conocido como decorporación que se produce cuando nos vamos a dormir o nos dan anestesia y consiste simplemente en separar nuestro cuerpo energético del cuerpo físico. Claro que esto no es algo que nos propongamos hacer cada noche, sólo sucede…

Y aunque la mayoría de nosotros no tiene siquiera noción de lo que pasa, hoy son públicamente conocidas innumerables experiencias de personas que se han visto durmiendo o en el quirófano desde afuera del cuerpo… o se han sentido sobrevolando un lugar…

En esta época, la decorporación se hace cada vez más fácil porque la energía antigravitatoria es cada vez mayor por eso se nos hace imprescindible aprender sus mecanismos si queremos aprovecharla al máximo y no correr riesgos.

Como dijimos, el intercambio con nuestro Doble se produce durante las denominadas aperturas temporales siendo la más importante la que ocurre mientras dormimos.

Durante la noche, el sueño comporta varias fases hasta llevarnos a la llamada paradoxal que dura entre 90 y 110 minutos y se caracteriza por la atonía postural y la intensa actividad intelectual registrada únicamente por el movimiento de los ojos (REM).


En ese lapso el cuerpo físico queda aparentemente inerte porque el cuerpo energético se sale de él aunque permanece unido a través del cordón de plata… pero dónde va? qué es lo que pasa?

En el siguiente gráfico pueden verse claramente las dos opciones por las que transitamos diariamente: 


Cuando nosotros elegimos contactarnos con nuestro Doble y lo hacemos de manera correcta, nuestro cuerpo energético es atraído hacia la luz donde se encuentra la información de nuestro pasado luminoso y nuestro Doble toma su lugar en nuestro organismo para asegurarle la supervivencia, conocer nuestros problemas y grabar las soluciones saludables que necesitamos y de las que dispondremos como intuiciones, sugerencias y premoniciones. Todo esto es posible gracias al agua de nuestro cuerpo que es la que almacena la información.

Pero cuando nos vamos a dormir desconectados de quienes somos… preocupados, ansiosos, dolidos o enojados por algo… barajando mil y una alternativas de acción mentalmente que bajan nuestra vibración, nuestro cuerpo energético es atraído hacia la oscuridad, un tiempo acelerado que fabrica futuros tenebrosos y una entidad negativa astral es la que viene a absorber nuestra energía para sí y a impartirnos toda la información y las instrucciones que aseguren nuestro permanente sometimiento a sus necesidades…

Y aunque cueste creerlo esta atracción es la más frecuente porque tiene que ver con el mundo que privilegia los deseos y las preguntas que provienen del ego y busca sólo satisfacerlo y enaltecerlo, pero resulta que estos malos intercambios son la causa de todos los desórdenes corporales y planetarios y pueden llevarnos a la destrucción. Esto es lo que Garnier denomina “parasitage” que analizaré en un capítulo aparte…

Pero retomando la opción más positiva para nosotros, es importante recalcar que el pedido de intervención a nuestro Doble nos asegura 
  1. el equilibrio físico y la salud al modificar la información que albergan nuestras células, 
  2. las mejores soluciones a nuestros problemas, 
  3. el borrado de nuestros errores y de los futuros peligrosos que hayamos creado 
  4. y el descubrimiento de las preguntas que nos incumben y del propósito de nuestra encarnación.

Un solo intercambio de información con nuestro doble puede arreglar nuestro presente durante tres días en función de un futuro potencial estable de cuarenta días, pero siempre que aceptemos su solución con confianza absoluta y la certeza de que ese es nuestro mejor futuro posible porque su voluntad sólo se puede expresar si nosotros renunciamos a la nuestra.

Para iniciar el contacto con el Doble lo primero y más importante es repasar mentalmente al acostarnos todos nuestros problemas (físicos, emocionales, relacionales, económicos, laborales, etc.) y los errores cotidianos de los que tenemos consciencia de la manera más neutra posible, es decir, sin que nuestros juicios tiñan nuestros pensamientos, para que él tenga material suficiente para actuar durante el intercambio. Porque el verdadero secreto del mecanismo se halla en la vibración que tenemos en el momento de entrar en el sueño ya que quedarnos dormidos con un pensamiento capaz de atraer o de crear un futuro temido o deseado estropeará el resultado final.

Es preciso estar muy atentos en ese momento para poder “entregarle” verdaderamente al Doble nuestra problemática y lograr evitar que la voluntad, la duda, la ansiedad o el miedo nos catapulten allí donde no podemos recibir sus consejos vitales.

Por eso hay que tener en cuenta que la voluntad está asociada con: las decisiones, las distracciones, las conclusiones, los objetivos, los juicios, las ganas, las exigencias, las aspiraciones, los deseos, la codicia, las ambiciones, las necesidades, los proyectos, las intenciones, las creaciones, los cálculos, los resultados, las soluciones imaginadas, etc. y, como sabemos, la mayor parte de las veces nuestras divagaciones mentales no nos llevan a las ideas más adecuadas para nosotros.

La duda presupone que nosotros somos los únicos capaces de encontrar la mejor solución a nuestros problemas. El miedo expresa nuestra dificultad en aceptar el desenlace ofrecido por nuestro doble. Y el stress nos lleva a tener pensamientos angustiosos que fabrican un futuro potencial negativo capaz de "parasitarnos" todavía más.

El intercambio con el Doble sólo se alcanza si podemos quedarnos dormidos sin desviar nuestros pensamientos de la intención de dejar nuestra vida en sus manos. Es preferible que no recordemos siquiera si pudimos terminar de enumerar lo que queríamos entregarle porque nos dormimos, que haber cumplido con eso y después permitir que la mente “nos tiente” con cualquier otro tipo de pensamientos.

Es cierto que en las situaciones en las que estamos “pasados de vueltas” se hace difícil lograrlo por lo que Garnier sugiere que, si al terminar el repaso del día y las oraciones de entrega no pudiéramos conciliar el sueño, repitamos sostenidamente la frase “Hágase tu voluntad y no la mía” a manera de mantra para mantener la mente ocupada y no dejarla “engancharnos” con nada. Confieso haber recurrido a este recurso varias veces y mágicamente conseguí dormirme sin llegar a superar las diez repeticiones.

Pero este control de nuestra mente también debemos aprender a ejercerlo durante la vigilia al empezar a sucederse en nuestra vida los cambios solicitados porque a menudo, nosotros mismos somos los que nos resistimos a ellos o las personas que nos rodean no nos dejan pensar como nuestro doble y nos desviamos de nuestro camino por ignorancia. Como ya expliqué anteriormente si nos quejamos o lamentamos por algo creamos inmediatamente en el futuro más oportunidades para quejarnos o lamentarnos y nos volvemos presas fáciles del stress y de la depresión. 

Lamentablemente siempre hemos vivido desconectados de esa otra parte de nosotros mismos porque no sabíamos que vivíamos de “a dos” y contábamos con un verdadero aliado para dejarnos guiar…!

Y la verdad es que sólo nuestro doble, que es el encargado de asegurarnos la vida cada vez que desencarnamos, es capaz de recordarnos las ideas que trajimos cuando nacimos y si no retomamos esta conciencia inicial, nos va a resultar imposible entender el propósito de nuestra encarnación.

La utilización consciente de las aperturas temporales cambia nuestras noches y también nuestra vida. Encomendándonos al Doble cada noche, sus grabaciones en nuestro inconsciente modifican instantáneamente nuestro presente: recuperamos nuestro bienestar físico y psíquico, encaramos “naturalmente” los días centrados y en paz, no tememos al futuro y nos mantiene abiertos a escuchar a través de nuestra intuición sólo informaciones capaces de crear o atraer nuestras mejores posibilidades futuras.

Aunque el día nos confronte con algo inesperado siempre podemos confiar en resolverlo por la noche mientras dormimos. La certeza de saber que el día siguiente será mejor que el anterior nos alegra el corazón, suprime el estrés y hace desaparecer las enfermedades que suele desencadenar.

De ahí que cada vez que le agradecemos sus intervenciones y resultados, él entiende que reconocemos y aceptamos su papel y nos alienta a seguir por el buen camino por eso tenemos que estar alertas a las señales que nos da la vida para indicárnoslo.

Este sencillo, pero poderoso procedimiento a nuestra disposición nos revelará el verdadero destino por el cual encarnamos… nuestro lugar en el puzzle divino para que el planeta descubra en el Apocalipsis la sorpresa maravillosa que le está reservada.

Pongámoslo en práctica cuanto antes y no queramos complicarnos para esconder nuestra total responsabilidad en los trastornos y desequilibrios individuales y planetarios…!(continuará)
María Inés Manrique
Octubre de 2014

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